Es uno de los tratamientos más antiguos en medicina estética y todavía se sigue realizando con éxito.

Existen tres tipos básicos de peeling:

• Superficial: afecta únicamente a las capas superficiales de la epidermis, por lo tanto van a mejorar las manchas, las pequeñas arrugas, van a estimular la regeneración y la hidratación. Con todo ello,lo que conseguiremos es una mejoría del aspecto de la piel. Compatible con la actividad diaria, ya que no produce más que una pequeña descamación, más perceptible en alguna zonas que en otras. Se realiza en consulta y no ocupa más de 30 minutos.
• Medio: afecta a más capas de la epidermis que el anterior. Aquí se obtiene algo más de mejoría en la piel, pero se produce mayor descamación y aparición de costras, haciéndose evidente el tratamiento. Precisa de más cuidado para una buena recuperación de la piel.
• Profundo: se produce mayor profundización, llegando a dermis en muchas zonas de la piel. Esto lo convierte en la aparición de una costra generalizada, que además de mayor cuidado, no es compatible con la actividad diaria, al menos durante una semana. Obviamente la mejoría es mayor y más evidente.

Incompatibilidades:
- Hipersensibilidad a alguno de los componentes.

- Infección de la piel.

- Embarazo o lactancia.

Efectos secundarios:

- Ya mencionados.

- En medio y profundo, cierto riesgo de quedar cicatrices si no se cuida adecuadamente.

En el caso de realizarse un peeling superficial, puede repetirse una vez al mes, de ser necesario, en los otros hay que distanciar mucho más las sesiones.